
Cada espacio en el que pasamos tiempo (nuestra casa, la oficina, una tienda o incluso un museo) ha sido diseñado para ser algo más que funcional. El interiorismo se encarga de dar sentido a todos los lugares que habitamos. Más allá de lo evidente, las salidas profesionales de un grado en diseño de interiores abarcan ámbitos que quizá no habías imaginado.
De la decoración a la innovación
Durante mucho tiempo, el interiorismo se asoció casi en exclusiva a la decoración. Hoy esa visión ha quedado atrás. Un interiorista combina creatividad, técnica y visión. Sabe sobre ergonomía, materiales, sostenibilidad y gestión de proyectos de diseño. También entiende cómo la luz, la acústica, la distribución de un espacio y otros aspectos afectan el estado de ánimo de las personas.
No es lo mismo entrar en una oficina llena de ruido y sin luz natural que en otra pensada para favorecer la concentración y el bienestar. Hoy el reto del diseñador de interiores no es únicamente hacer más atractivo un lugar, sino crear espacios que influyan positivamente en quienes los habitan.
Un sector en crecimiento
Según el último informe de la consultora Market Research Future, el mercado global del diseño de interiores superará los 150.000 millones de dólares en 2027. En el caso de España, las previsiones también son optimistas. Se estima que los ingresos del sector en nuestro país superarán los 4.500 millones de euros en 2030.
Estas cifras confirman que el interiorismo ofrece un futuro prometedor en el mercado laboral, tanto a nivel nacional como internacional. El crecimiento se nota especialmente en áreas como la rehabilitación de viviendas, el retail o la transformación de espacios de trabajo, donde la demanda de profesionales no deja de crecer. Por lo tanto, no sorprende que cada vez más estudiantes opten por esta carrera: las salidas profesionales de un grado en diseño de interiores como el que ofrecemos en LCI Barcelona son tan amplias como diversas.

¿Qué tendencias marcan el rumbo?
Hoy ya podemos ver cómo el futuro del sector empieza a tomar forma, impulsado por tendencias que definen la evolución de la industria:
- Sostenibilidad. Ya no es un extra, sino un valor imprescindible. El interiorismo es un aliado frente a la emergencia climática. Por ello, los materiales reciclables, la eficiencia energética o las soluciones de bajo impacto ambiental son cada vez más frecuentes en este tipo de proyectos.
- Espacios híbridos. Viviendas que también funcionan como oficinas (sobre todo a raíz de la pandemia y el auge del teletrabajo), cafeterías que son lugares de coworking, entornos que se transforman según la hora del día... Los cambios en los estilos de vida han llevado a replantear espacios para que cumplan más de una función.
- Retail experiencial. Las tiendas ya no solo venden, también buscan ofrecer experiencias, transmitir valores y reforzar su identidad de marca. El interiorista se convierte en un narrador capaz de contar historias y conectar con las personas a través de los espacios.
- Neuroarquitectura. Los avances en este campo muestran cómo los espacios influyen en nuestro cerebro y en nuestras emociones. Aplicar este conocimiento permite diseñar lugares pensando en el bienestar de los usuarios.
- Tecnología inmersiva. La realidad aumentada y la realidad virtual permiten visualizar un espacio antes de construirlo. Estas tecnologías ayudan a decidir con mayor seguridad y aumentan las posibilidades durante el proceso creativo.
Los cambios en el sector están abriendo nuevas especializaciones y consolidando las salidas profesionales de un grado en diseño de interiores como una opción cada vez más amplia y con futuro.
Barcelona, un aula viva de interiorismo
Estudiar en Barcelona es hacerlo en una ciudad que respira diseño. Desde el modernismo de Gaudí hasta el urbanismo contemporáneo del 22@, la capital catalana es un hub en constante movimiento. En este mismo distrito del Poblenou se encuentra el campus de LCI Barcelona, un edificio sostenible y de última generación que este año ha sido distinguido por Prix Versailles como uno de los campus más bonitos del mundo. Para nuestros estudiantes, eso significa aprender cada día en un entorno que inspira creatividad y proyecta internacionalidad como hub europeo de la red LCI Education.
Cómo se forma un interiorista
Nuestro Grado en Diseño de Interiores combina teoría y práctica desde el primer día. Gracias a este programa, totalmente oficial, se adquieren fundamentos artísticos y técnicos, pero también se trabaja en proyectos reales, talleres colaborativos y experiencias profesionales. Lo interesante es que no se trata solo de aprender a diseñar un espacio, sino de desarrollar una mirada crítica: qué necesita una comunidad, cómo se vive en un lugar, cómo se puede mejorar la experiencia de quienes lo habitan, etc.

¿Dónde trabajan los interioristas?
Como ya hemos visto, las salidas profesionales de un grado en diseño de interiores son muy diversas y están en constante crecimiento. Algunas de las más habituales son:
- Vivienda y proyectos residenciales.
- Oficinas y espacios de trabajo flexibles.
- Retail y diseño de tiendas.
- Escenografía y diseño efímero para eventos.
- Museografía y espacios culturales.
- Consultoría de tendencias y materiales.
A esto se suman nuevos nichos: experiencias inmersivas, espacios virtuales o entornos híbridos que combinan lo físico y lo digital.
En conclusión
El interiorismo se ha consolidado como una profesión de futuro, reflejada en la demanda del mercado, en las tendencias que la impulsan y en la relevancia de los espacios que habitamos. Formarse en este ámbito significa apostar por una carrera creativa, versátil y con impacto real en la sociedad. Y hacerlo en Barcelona, en un campus con reconocimiento internacional, multiplica las posibilidades de vivir esta experiencia al máximo.
Descubre todas las salidas profesionales de un grado en diseño de interiores y el resto de detalles sobre el programa haciendo clic aquí.
Los proyectos que ves en este artículo son obra de estudiantes del programa: Andrea Álvarez, Berta Forcada y Alessandro Pantoja, en este orden.